Dirigiendo "El Hombre de La Mancha", 2005.

Cuéntanos, ¿cómo empezaste en esto de la música?

 Empecé de pequeño. Es lo típico que te meten los padres, tenía 5 años y empecé con órgano y luego ya me compraron un piano. Con 13 años o así me planteé dejarlo pero al final seguí y terminé la carrera muy joven, con 18. A partir de entonces no he parado de trabajar. Bueno, realmente llevaba trabajando desde los 13...

¿Con 13 años ya trabajabas?

 Sí, desde los 13 fui el organista de una iglesia muy importante de Madrid y allí estuve 8 años. Luego fui profesor de instituto de secundaria, profesor de una academia de niños pequeños... pero yo perdí la vocación de dar clases hace unos cuantos años. Me hice profesor de conservatorio con 19 años y fui funcionario hasta el 2002 o así. Un día me levanté y llamé al Ministerio y dije “rechazo la plaza”. Me decían “¿cómo la vas a rechazar?, ¿estás loco?” . De hecho a todo el mundo que se lo cuento no se lo cree, pero es verdad, porque no tengo fe en el sistema educativo, no tengo paciencia...

La verdad es que tener nociones de pedagogía puede ser muy útil para dirigir...

 Todo es útil evidentemente, pero no he estudiado para nada de lo que soy ahora, salvo el piano. Yo hice Historia pero lo dejé en 2º porque no podía compaginarlo y soy compositor y no he estudiado composición, soy director y no he estudiado dirección... yo creo en el autodidactismo mucho. Soy completamente autodidacta salvo en el caso del piano.

Prueba de sonido de "La Magia de Broadway".

Ahora que has hablado de la composición, no sólo has hecho cosas para teatro, también te has atrevido con el cine. 

He compuesto para el cine, para una película de Yolanda García Serrano y Juan Luis Iborra que se llama Amor de hombre hace muchísimo tiempo y hace poco trabajé en cortos pero no me atrae demasiado. Me atrae pero ahora no es el ciclo...creo que la vida circula por ciclos y ahora mismo estoy en un ciclo en que el cine no me llama.

 ¿Se compone igual para el cine que para el teatro?

 No tiene nada que ver. En teatro tengo varios musicales hechos y en teatro tu compones con mucho tiempo y en cine, sin tiempo. No es como cuando Bretón escribió La Verbena de La Paloma en 20 días, que cada noche se estrenaba una cosa. Afortunadamente los compositores tenemos más tiempo para poder trabajar. En teatro nosotros escribimos y luego nos montamos la vida con la productora cuando ya está hecha. Pero es un trabajo de ida y vuelta porque la productora aporta ideas, el director aporta ideas, y hay que ir recibiendo, pero al menos todo el corpus de la obra lo tienes hecho. También he trabajado bajo presión y funciono muy bien bajo presión. Por ejemplo, hubo un musical que dejó escrito Luis Ramírez, que fue mi socio, jefe y amigo durante 5 años - murió hace 3 años de cáncer- y su socio tenía un Festival de Teatro Musical en Málaga (Fuengirola) y se empeñó en terminarlo, pero Luis se murió 3 meses antes de hacerlo y él tenía hecho el esbozo, las escenas y seleccionadas algunas canciones y nada más. Faltaban otras muchas canciones por terminar y hubo que escribirlas en una situación muy desagradable, muy apretada, y es muy malo ver que te sientas, y que todo lo que sale del alma es una mierda, que no sirve de nada, y que van pasando los días y no tienes nada. Y de repente un día te sientas y sale. Ya me ha pasado varias veces que ese día suele ser el penúltimo o el antepenúltimo a la fecha límite.

Con la ópera Marina, 2007.

También eres director de orquesta...

En teatro musical no trabajo desde hace dos años porque yo era el director de Luis Ramírez. Al morir Luis su socio continúa la obra un año y medio más pero al final acabamos mal y dejé esa compañía y luego me encontré con que todas las compañías tienen su director ya y que no había hueco. Me llamaron para la dirección adjunta de Cabaret en su gira pero yo tengo problemas familiares y no puedo irme fuera de Madrid y dije que no. Fue entonces cuando empecé a trabajar en La Favorita  y empecé otro ciclo en mi vida que es una vuelta a la clásica, pero a la clásica escénica: la lírica, la ópera, la zarzuela... que es lo que estoy trabajando ahora.

¿Y contento?

Sí, sí, no me arrepiento de nada. Es otro ciclo. Sigo en contacto con el musical por una obra que tengo en gira que se llama La Magia de Broadway y vamos a estrenar un subproducto de ella que se llama La Magia de Hollywood dentro de poco, y también vamos a ir de gira. Luego escribí un musical infantil, que también se ha estrenado.

Entonces no has dejado los musicales...

No lo he dejado pero no es la actividad que yo tenía durante los último 8 años que era constantemente trabajando en teatro musical. Ahora diariamente trabajo en lírica, no en teatro musical. Antes no sólo trabajaba en teatro musical, también tenía otras cosas, igual que ahora. Y aparte tengo mi productora, que se fundó el año pasado (www.todomusica.info) y estoy llevando distintos espectáculos por toda España, me gusta mucho la producción también...

Con el elenco oficial de "La Magia de Broadway" y Natalia Millán.

Los músicos de "El Hombre de La Mancha", 2004.

No paras ¿eh?

No, no paro. El otro día hablando analizando mi vida con un amigo - porque él es pianista y tiene 20 años y está acabando la carrera y no sabía qué iba a hacer- yo le dije “Mira, en mi vida he estado trabajando en 19 oficios relacionados con la música, todos distintos: compositor, arreglista, copista de partituras, productor musical, editor de disco, director, pianista, que si profesor de esto, de lo otro...”, y al final me salieron un montón de trabajos, mucho más de los que yo recordaba...

Vamos, que el campo es muy amplio...

 Sí, sí, sobre todo es echarle ganas. Yo, cuando dirigí por primera vez en Jekyll&Hyde (2000), estaba en el teatro y empiezo a ver llamadas de la empresa, y la cuelgo, y llamadas de la empresa, de la empresa, de la empresa...y ya digo “¿qué?” – dentro de la sala – y me dicen: “vente para acá que hemos echado al otro director y hoy diriges”. Y yo no había dirigido nunca. Fue el método de Luis Ramírez que era darte una patada en el culo y echarte a la escena, y unas veces salía bien y otras veces salía mal, y conmigo salió bien. Y a partir de entonces todos los trabajos que he tenido han sido eso. Un poco me he dado yo mismo la patada en el culo para salir adelante como director o como compositor de ópera que, de repente, me estrené el año pasado y acojonado, pero al final salió.

Ensayando "De Getafe al Paraíso", 2007.

¿Qué has hecho de ópera?

El año pasado empecé con La Flauta Mágica y luego hemos seguido Marina este año, que ya era una cosa grande y luego a partir de ahí más cosas.

¿Y otros proyectos?

Pues mira, ninguno. Yo sigo en la Compañía Lírica de Getafe y allí tenemos un proyecto a largo plazo y ya tenemos hecha la programación del año que viene, pero ese es el único proyecto. ¿El resto?

Lo que vaya surgiendo ¿no?

 Sí, de hecho, el último año, que ya las cosas me iban bien – porque a partir de que dejé el teatro musical y que empecé a trabajar en La Favorita hubo un bajón hasta que me asenté y empezaron a salirme trabajos de un sitio y de otro... - pero el último año siempre me preocupaba porque miraba en el móvil el calendario del mes lleno pero el calendario del mes siguiente completamente vacío. Y no he parado ni una sola semana, a lo mejor un día a la semana libre o dos seguidos, ya como algo muy raro. Pero todos los días tengo algo.

Bueno, este trabajo es un poco así ¿no? Unos meses son más tranquilos que otros...

Hombre, lo suyo sería que dentro de unos años tuviera el suficiente prestigio como para que me llamaran del Teatro de la Zarzuela y trabajar allí un mes y estar el mes siguiente de vacaciones, porque con lo que te pagan en el Teatro de la Zarzuela con un mes vives el resto del año. Pero luego lo pienso y digo “¡qué aburrimiento!”.

Mejor la emoción de cada día, el “no saber qué voy a hacer mañana...”

Sí, y de buscarte la vida, sobre todo con la empresa. De estar llamando a los clientes, “molestando”, porque hay que molestar, hasta que te dicen “veeeenga, vaaale, te la compro, ¡pesado!”.

Con los músicos de Peter Pan.

Con Raphael en Jekyll y Hyde, Teatro Apolo, Madrid 2000.

Foto histórica del montaje de Falsettos, con Luis Ramírez, Luka Yexi y Enrique Sequero.  Teatro Lara, Madrid 2000.

Vamos a dejar de hablar un poco de ti y hablemos de musicales en general. ¿Qué te parecen los musicales con canciones de grupos?

Pues me parecen bastante mal porque no son musicales, no tienen una historia. El musical es teatro, teatro musical, y tiene que tener una historia. Y la historia, con todos mis respetos, que cuentan en Hoy no me Puedo Levantar o en Queen, no tiene el menor sentido y han metido las canciones ahí porque había que meterlas. El único ejemplo de musicales de ese tipo que me gusta es Mamma Mía. Tiene una estructura dramática bastante bien hecha, unas canciones acojonantes, porque ABBA tenía unas grandes canciones, y una puesta en escena muy pulcra y muy bien hecha. Y es el único que se salva de la quema.

¿Tenemos en España el nivel de fuera?

No tenemos el nivel de Broadway en cuanto a capacidad y técnica de los teatros, en cuanto a preparación de la gente que cantan, bailan, hacen acrobacias, actúan y te preparan un risotto con setas, pues tampoco. ¿Y el resto? Nosotros hemos hecho espectáculos que todo el mundo ha dicho cuando ha venido a verlos que no tenían nada que envidiar a Broadway como pueden ser Jekyll&Hyde o Hermanos de sangre o cualquier otro, de muy alto nivel.

¿Hay algún musical que tengas muchas ganas de hacer?

Miss Saigon. Siempre ha estado ahí la espinita clavada porque fue el primero que vi en Londres y quedé enamorado de él y me encantaría dirigirlo. Lo que pasa es que en España es un poco complicado por la historia – trata sobre la guerra de Vietnam – que no creo que aquí funcionara mucho. Aparte tienes el handicap de que, cuando se ha montado en otros países no ha habido problemas porque todos esos países han tenido colonias en Extremo Oriente pero nosotros no, y encontrar un cuerpo de baile que tenga la suficiente cantidad de gente oriental aquí, en España, es complicadísimo.

Dirigiendo "El Hombre de La Mancha", 2005.

Elisa Muñoz Barrero, septiembre 2007.