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 DESDE BROADWAY CON AMOR por Diego Rebollo 

 

“Legally Blonde: La vida en rosa”.

Si vas a vivir durante un año en Nueva York estudiando producción de musicales de Broadway quieres que el primer musical que veas sea especial. Hay varios clásicos de ayer y de hoy que consideraría “especiales” pero finalmente me decidí por “Chorus Line”. ¿Alguien puede negarme que es mítico?  ¡Quién iba a decirme cuando pensaba  inaugurar mi temporada en Nueva York con bailarines en trajes dorados levantando la pierna hasta el infinito que cambiaría el dorado por el rosa y los bailarines por una rubia estudiante de derecho y su chihuahua!

Estaréis pensando si me volví loco de repente y pensé que el rosa iba a combinar mejor con mi camisa estampada pero nada de eso. A pesar de mi condición de becario remunerado no me podía permitir pagar el mínimo de 65 dólares que me pedían para ir a cualquier musical de Broadway (para “Chorus Line” incluso más). Hay que tener en cuenta que, claro, era sábado 1 de septiembre del fin de semana del Labor Day (fiesta americana del trabajo) y Nueva York estaba desbordado de turistas. Es como si aquí pretendes coger entradas de última hora el  fin de semana del puente de diciembre, pues normal, todo hasta los topes. Así q me recorrí todos los teatros y no había manera, todo carísimo y muy malas localidades. Fui a comprobar los descuentos de TKTS  y sólo quedaban (y tampoco nada barato) para cosas que no quería ver (¿qué pereza “Drowsy Chaperone” el primer día no?).

Cuando ya estaba más que harto de recorrerme todo Broadway fui al Broadway Palace Theater,  mi última opción…  “Legally Blonde” (Una rubia muy legal). Me dice la taquillera (una mujer con un look a lo  Tootsie pero de género auténticamente femenino y con uñas extralargas -por cierto, en otro momento debería hablaros de la aficción de hacerse las uñas q tienen en este país-) que sólo quedan entradas de 65 dólares. Yo le pregunto si no tiene de estudiante (aproximadamente 24 dólares) y me dice q no… 

Pero se ve q me vio cara de pena… y probablemente de desmayarme después de haber ido por todos los teatros, pensaría “o le doy una entrada a este chico o tengo que llamar a la ambulancia para q lo recojan por agotamiento y me da a mí que eso me va a suponer más follón…”. ¡Así que mi querida Tootsie me dio una entrada de estudiante! Mi peregrinación por todo Broadway tuvo su fruto y al fin pude ver un musical por un precio razonable! Mis deseos de comenzar la temporada con un clásico se fueron al traste pero a pesar de todo me propuse ver el musical sin prejuicios previos (adiós al dorado… ¡Bienvenido el rosa!).

¿Qué podéis esperar de “Legally Blonde”? Básicamente tres cosas: un calco de la película, canciones y puesta en escena olvidables y un elenco con mucha energía.

Al que le haya gustado la película no se sentirá en absoluto decepcionado. Sigue, escena por escena, todo el guión de aquella, con poquísimas licencias para llevarlo al terreno del musical (Elle Woods, rubia aparentemente tonta decide estudiar derecho y triunfa). Esto no tiene porque ser a priori ni malo ni bueno (de hecho, a mí me gustó la película), aunque en este caso creo q es lo primero. No hay nada original, nada que haga decirte “¡Ey, estos chicos se han exprimido y le han dado una vuelta a la película, me han sorprendido!”. Es muy divertido, eso sí, para qué negarlo, te ríes en muchas ocasiones  y si ese vuestro objetivo se cumplirá con creces (no os perdáis cuando en el dueto “Serious” Elle empieza a cantar y su novio la hace callar alegando que él no ha terminado... ¿No os suena algo similar entre Letizia y Felipe?).

Esa mediocridad en el traslado del argumento de un medio a otro es la misma mediocridad que impera en la escenografía, vestuario, luces… La puesta en escena es tremendamente clásica (¿Es que el tema pija-rosa-rubia no podía haber dado lugar a algo más kitsch? El escenógrafo David Rockwell acertó con “Hairspray” pero se ha quedado tremendamente corto en esta ocasión), el vestuario no va más allá del rosa, los trajes de animadoras y las chaquetas de estudiantes de College americanos y las canciones de Nell Benjamin no se te quedan en la memoría cuando has dado más de dos pasos por Times Square (quizás exceptuando la canción inicial “Omigod You Guys” o “So Much Better”, ambas rebosantes de ritmo y fuerza).

A pesar de todo ello el 100% de este musical no es mediocre. Tiene un estupendo elenco y eso no se puede decir de cualquier montaje. Los actores (mayormente las actrices) derrochan una energía espectacular y la protagonista, Laura Bell, crea un personaje creíble y al que tomas cierto cariño (de todos modos, aún siendo buena, no llega al encanto de Reese Witherspoon en la película). Además, las coreografías, sin desbordar originalidad, al menos si derrochan entrega y disposición por parte de los actores y te contagian ese espíritu de alegría y superación tan de película de Hollywood. Le daremos al director y coreógrafo Jerry Mitchel el aprobado muy justo por la dirección pero buena nota en coreografía.

Contaros además que si eres una niña pequeña o una quinceañera que alguna vez ha sido fan este es tu musical. Tiene una gran legión de seguidores (hay mayoría femenina), probablemente heredados de la película, y que lo defienden hasta el final y se matan por conseguir una camiseta rosa con el logo o un peluche del Chihuahua. No llega a los niveles de fenómeno  fan de “Wicked” pero se podía notar también una atmósfera de nervios, emoción, alegría… en muchos de los fans que acudieron a la obra, como si fueran a ver a Los Reyes Magos. Y de todo esto se aprovecha muy bien el departamento de merchandising ya que es uno de los catálogos más amplios de Broadway (con permiso, una vez más, de la bruja verde).

En definitiva, un musical divertido, especial para fans y turistas, que no va a pasar a la historia del género pero que al menos te hará pasar un buen rato.

Lo mejor: Los actores y las enérgicas coreografías.

Lo peor: ¿Porqué los gays están tan estereotipados en la mayoría de los musicales? Si queréis saber de que hablo no os perdáis la canción “There! Right! There!” y su pregunta “Is he gay or European?”.

¡Nos vemos en la siguiente columna! ¡Quién sabe si volviendo al dorado..!

Desde Broadway con amor,  Diego Rebollo.

 


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