Siempre
he tenido predilección por los muñecos de gomaespuma. Los buenos
recuerdos me vienen rápidamente a la cabeza cuando pienso en la
primera vez que los conocí, hace ya unos cuantos años cuando
merendaba viendo el programa “Barrio
Sésamo” de TVE (¡la única televisión que había en ese
momento aparte de TVE2 por otra parte, como han cambiado los
tiempos!). Aunque también disfrutaba muchísimo con las aventuras
de Espinete, Chema, Ama y compañía, las pequeñas historias de
aquellos muñequitos que se intercalaban eran una de las mejores
partes del programa. ¿Quién no recuerda los reportajes de La
Rana Gustavo, la inocencia de Epi
y los ataques de nervios que provocaba en Blas,
la torpeza de SuperCoco,
Triqui, el monstruo de
las galletas..? Su humor era totalmente blanco e ideal para
objetivos educativos y para tener a los niños tranquilos un rato
delante del televisor. Aún recuerdo cuando no levantaba un palmo
del suelo y me reía a carcajadas con una escena del Oeste entre
dos muñecos. A través de una canción,
uno (Tío Pepe) le contaba a la otra (Tía Pepa), que era
incapaz de llenar un cubo de agua porque tenía un agujero en el
fondo, ella le daba miles de soluciones pero él siempre tenía
alguna excusa para resultarle imposible la tarea, provocando la
total desesperación de ella. Planteamiento sencillo desde luego,
pero eran unas historias que hacían las delicias entre los niños
de la época.
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Además
de los que aparecían en Barrio
Sésamo también llegaron otros muchos muñecos de estas características
en “Los Mundos de Yupi”,
“Fraggle Rock”, “Los Teleñecos”, “Los Lunnis” o
incluso las versiones humorísticas para público adulto del dúo “Gomaespuma” o los protagonistas de anuncios telefónicos “Los
pelochos”. A pesar de que en la misma página web de Avenue
Q avisan de que ni “The Jim Henson Company” (creadores de muchos de estos muñecos)
ni “Sesame Workshop”
(entidad con los derechos de Barrio Sésamo) tienen ningún tipo
de relación con esta producción, las similitudes son innegables
así que, como la mayoría de ellos me han provocado siempre
muchas simpatías, en cuanto supe de la existencia de un musical
protagonizado por este tipo de muñecos, tuve una curiosidad
tremenda por comprobar cómo sería con mis propios ojos.
Mi
acompañante y yo intentamos conseguir tickets baratos a través
de la lotería que se hace dos horas antes de la función y nos
sucedió algo inaudito, nos toco a la primera, el nombre de ella
fue el primero de la lista que pronunciaron. ¡Una buena señal de
que la velada empezaba con muy buen pie, nos pusimos a saltar y reír
como locos de contentos!
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Una
vez dentro del Golden
Theatre comprobamos que las entradas estaban perfectamente
centradas y en la primera fila. Aunque en un principio nos pareció
que quizás estábamos demasiado cerca, a medida que la función
avanzaba nos dimos cuenta de que era estupendo poder estar tan
adelante y ver todos los detallitos de los muñecos, del decorado,
las expresiones de los actores…
No
sé muy bien por dónde empezar a comentar este musical porque me
conquisto total y absolutamente desde el primer minuto. Hacía
mucho tiempo que un show no conseguía tantas cosas a la vez, que
me riera, que me emocionara, que no quisiera que llegara el
final… Para los pocos que no conozcáis el argumento contaros
que trata sobre la llegada de Princeton
a Avenue Q buscando un apartamento que sea accesible para su
economía. Allí conocerá a otros habitantes del edificio y del
barrio y sus historias cotidianas se entrelazarán narrándonos un
pedazo de lo que podría ser la vida de cualquiera de nosotros.
Creo que es uno de los principales secretos y aciertos de la obra,
que las historias que cuenta son totalmente cercenas para mucha
gente y no es nada difícil verse reflejado e identificado con
muchas de las cosas que les suceden a los protagonistas.
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Un
detalle muy importante es que el hecho de que algunos personajes
sean muñecos manejados por actores y otros sean sólo actores no
entorpece ni enrarece en absoluto la obra. Ambos se compenetran
perfectamente y enseguida te acostumbras perfectamente a la
situación. Además esto hace que haya un doble interés a la hora
de observar la escena. En el caso de los muñecos es interesante
ver lo que les sucede y cómo reaccionan pero a la vez es todo un
aliciente poder ver cómo se reflejan esas vivencias y situaciones
en la cara del actor o la actriz que los está manejando. |
Creo
que la principal virtud del musical es lo bien escrito que está
el argumento y las letras de las canciones.
A lo largo de la historia iremos conociendo los personajes
y lo que les acontece, todo ello mezclado con temas sociales como
la homosexualidad, el racismo, el uso de internet… Es difícil
decantarse por una de estas pequeñas obras maestras en forma de
canciones pero aún así me gustaría poder destacar alguna de
ellas. En “If You Were
Gay” asistimos al intento de Nicky
de sacar del armario al republicano Rod,
en “Everyone’s a Little
Bit Racist” comprobamos muchas verdades sobre nuestras pequeñas
dosis de desconocido racismo, presenciamos las alabanzas de Trekkie
Monster al uso más popular de la red en “The Internet Is For Porn”, nos emocionamos con la declaración
de amor encubierta de Princeton a Kate
Monster de “Mix Tape”,
o aprendemos que todo pasa y que podemos superar los baches en “For
Now”. Y esto es sólo un ejemplo de las auténticas joyas
que podréis escuchar en este musical. Con cada una de estas
piezas nos reiremos, lloraremos, nos emocionaremos y nos irán
permitiendo saber más cosas de las vidas de estos personajes que,
a medida que transcurre la obra, podemos considerar casi como
nuestros amigos, sintiendo verdaderamente lo que les pasa y
queriendo que todo les vaya bien. Enhorabuena a Robert
López y Jeff Marx (creadores de la música y letras) y a Jeff
Whitty (autor del libreto) porque han conseguido que algo tan
ajeno como un pedazo de gomaespuma cobre vida y nos llegue
adentro.
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Además,
es importante resaltar, que pese a ser un musical relativamente
simple, con pocos actores y con una puesta en escena sencilla se
llena perfectamente el escenario y no dejamos de asistir a
soluciones escenográficas muy creativas. En escena tenemos
siempre el edificio de Avenue Q pero a través de pequeños
detalles que se abren o aparecen, gracias a la iluminación…
podremos entrar también dentro de alguno de los
apartamentos de sus habitantes o asistir a imaginativas escenas oníricas.
Actores como Howie Michael
Smith (Princeton, Rod) o Mary
Faber (Kate Monster, Lucy) fluyen sobre el escenario y hacen
que interpretar, cantar y manejar a los muñecos a la vez parezca
una cosa sencilla .
Sólo
he de decir que las lágrimas de emoción estaban a punto de salir
en más de una ocasión y que por fin he notado que se me ponían
de nuevo los pelos de punta con un musical, sensación harto difícil
de conseguir. Es un espectáculo redondo y no me cabe duda de que
La Rana Gustavo, Coco, Los Fraggle y los demás estarán muy
orgulloso de ellos. Aunque ahora que lo pienso, ¿porque sean
todos muñecos de
gomaespuma no significa que estén emparentados no? ¿Será que
yo, como todo el mundo, “soy un poco racista”?
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Lo mejor: Los personajes y sus vivencias te parecen tan cercanos que
tienes una tremenda empatía por ellos y te entran ganas de
lanzarte al escenario y abrazarlos.
Lo peor: Que alguien se lo pierda pensando que al estar
protagonizado por muñecos es una obra para niños.
¡Hasta
la próxima semana! |
Desde Broadway con amor,
Diego Rebollo.
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