ABBA,
quién iba a decir que aquel grupo que con “Waterloo” gano en
Brighton en 1974 el Festival de Eurovisión se iba a convertir con
los años en un increíble éxito alrededor de todo el mundo. Y
quien iba a decir que el musical basado en sus canciones seguiría
sus pasos en la conquista del mundo. Tras su estreno en Londres en
1999 “Mamma Mia!” la
obra ha visitado mas de 10 países y ha sido traducida a idiomas
como el español, alemán, japonés, ruso… en lo que como ellos
mismos dicen en su página web, se ha convertido en un éxito
global.
“Mamma
Mia!” forma parte de este grupo de shows que se pusieron de moda
desde finales de los 90 y que consistían en crear musicales a
partir de las canciones de grupos pop previamente conocidos. Así
nacieron “We Will Rock You”
con la música de Queen,
“Movin’ Out” con la
de Billy Joel, “Jersey Boys” con la de los Four
Seasons o en España “Hoy
No Me Puedo Levantar” con la de Mecano
o “Quisiera ser” con
la del Dúo Dinámico.
Pero el espectáculo basado en las canciones de ABBA tiene una
diferencia sustancial con la mayoría de ellos y es que su argumento
funciona y que las canciones hacen avanzar la trama. En la mayoría
de estos musicales basados en éxitos pop las canciones se meten con
calzador como buenamente se puede y muchas veces sin justificación
argumental ninguna pero en “Mamma Mia!” la música fluye armónicamente
acompañando a la historia. Y lo curioso es que a veces el argumento
es bien sencillo y bajo mi punto de vista es en esa sencillez donde
reside su éxito. Como la misma producción publicita consiste en
“Una madre. Una hija. Tres posibles padres. ¡Y un viaje hasta el
altar que no podrás olvidar!” Con esta premisa tan básica Catherine
Johnson ha escrito una divertida historia llena de amor que
funciona como un reloj y que emociona en cada parte del mundo por la
que pasa.
Podría
hablar en concreto de la producción que vi en el Winter
Garden de Nueva York y cualquier que haya visto otra versión
del musical en otra ciudad del mundo podría saber de qué estoy
hablando. Es algo que me sorprendió absolutamente y que hace que
tenga mucho más sentido el uso de la palabra global porque la versión
que vi en Nueva York era exactamente igual que la que vi en Madrid.
Y cuando digo igual no quiero decir que era la misma historia y las
mismas canciones, eso lo doy por supuesto en la mayoría de las
versiones de otros musicales conocidos a lo largo del mundo. Lo que
quiero decir es que todo, absolutamente todo, era igual, desde el último
centímetro de la escenografía, pasando por el hilo con el que se
han rematado los trajes hasta el más pequeño gesto que realizan
los actores. Entre las dos versiones que yo he visto había pocas,
prácticamente ninguna diferencia mas allá de la forma que cada
actor hace suyo su papel. Quizás solo encontré algún pequeño
cambio en los nombres de los personajes o en un determinado momento
muy concreto de un paso de baile. Esto es algo increíble y que
llama mi atención, como un producto que es exactamente igual ha
podido conquistar tantos países con tantas culturas diferentes.
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Creo
que uno de las principales y primeras razones son las canciones de
ABBA, pequeñas joyas de la cultura popular conocidas a lo largo y
ancho del globo. Pero mas allá hay muchas otras cosas y todas
destacan por su aparente sencillez, hay veces que menos es más y
este es uno de los casos. Ya hemos comentado que la sencillez de la
historia la hace universal y algo parecido ocurre con la escenografía.
Este es un caso absolutamente excepcional, ya que este es una gran
producción pero la escenografía es prácticamente la misma durante
toda la función, cambiando pequeños elementos o la zona en la que
están dispuestos. Los que hayáis tenido la ocasión de ver el
musical sabréis que consiste básicamente en dos paneles blancos al
más puro estilo de las construcciones de las islas griegas y que
según su disposición irán formando la posada de Donna, las
habitaciones interiores, una playa, una iglesia. Cuando lo vi en su
día ya me maravillo como con tan poco consiguen tanto y no causen
aburrimiento por ver lo mismo continuamente. A mi entender es un
hallazgo en el diseño de la escenografía, Mark
Thompson ha creado una de las mejores y con más personalidad
que se han visto en los últimos anos.
El
vestuario tiene la misma virtud y está compuesto por unos trajes
muy sencillos y que no desentonan en ninguna parte del mundo. Se
podría definir como ropa de sport, que casi cualquiera podría
ponerse para ir a la calle. Sólo hay ciertas licencias en la escena
de la despedida de soltera con trajes con más brillo y coloridos o
en la boda con trajes a tal efecto coronados por grandes pamelas.
Bueno, quizás sí hay unos trajes que no todo el mundo se pondría
para salir a la calle y son los de Donna y las Dynamo, esas mallas
de vinilo, purpurina, volantes, plataformas… Esos tres trajes de
inspiración disco y setentera e inspirados en los que Agnetha y
Frida llevaban en sus años en ABBA, se han convertido en todo un
icono y que cualquiera puede reconocer como un símbolo “Mamma Mia!”.
Historia,
canciones, escenografía, vestuario, luces, sonido… todo funciona
como un reloj y crea una historia universal en la que la diversión
es el eje principal. Hay pocos musicales que consigan todo esto y
que puedan emocionar, hacer reír, llorar, y levantarse a bailar a
gente de todas partes del mundo. “Mamma Mia!” también inauguro
la forma de cerrar muchos musicales de hoy en día, con sus
principales canciones sonando a todo volumen en el teatro y el público
en pie cantando y bailando. Podrá gustar o no pero a mí
personalmente me resulta muy emocionante estar en un teatro en el
que tanto una señora mayor como un adolescente terminan la función
puestos en pie aplaudiendo y bailando como locos, la buena energía
que allí se desprende es espectacular.
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Respecto
a la producción de Nueva York poco más que añadir además de que
cuenta con unos actores fantásticos y que la química entre ellos
funciona estupendamente, especialmente entre Donna y sus amigas.
La gente se ríe y se emociona sin parar con ellos. Según mi
opinión éste es un caso muy excepcional, un musical global que
hace sentir igual a gente de todas partes del mundo, en Madrid fue
así, ahora he comprobado que en Nueva York también, y estoy seguro
que es así en cada ciudad en la que se representa. El Winter Garden
tiene que estar contento, allí no se ven muchas mudanzas. Tras años
de representarse “Cats” todo
parece que su reemplazo, “Mamma Mía!” augura también muchos años
en la cartelera.
Todo
lo que toca ABBA lo convierte en oro. Así paso con el festival de
Eurovisión y con muchos otros medios en los que están presentes
sus canciones. Un éxito fueron películas que incluían sus
canciones como “Priscilla
la Reina del Desierto” o “La
Boda de Muriel”, un éxito fue “Hang
Up”, el single de Madonna
que incluía un sample de “Gimme
Gimme” y como no, un éxito es el musical “Mamma
Mía!”.
Lo mejor: La escenografía, espectacular por lo sencillo y versátil
de su concepción.
Lo peor: Que el pequeño miniconcierto final no se prolongue con más
canciones y tiempo para bailar y disfrutar de la tremenda buena
energía que allí se vive.
¡Hasta
la próxima semana!
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Desde Broadway con amor,
Diego Rebollo.
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